El último post del 2012: la curiosidad

Nos puede la curiosidad Laura Rosillo


Sobrevivimos porque nos puede la curiosidad. 






Miro de reojo a mi vecina de asiento en el metro, intento adivinar por qué sonríe, qué teclea alegremente en su smartphone.

Estiro el cuello y pongo el oído para ver mejor una discusión en plena calle, cosas de enamorados, pero parece que crece la violencia..., no..., finalmente disfruto descaradamente de la contemplación del beso de reconciliación.

Ojeo todas las revistas que puedo en el aeropuerto a la busca de ese reportaje que cambie mi vida y que parece que aún no se ha escrito.

Y sobre todo..., navego sin rumbo por internet, "voy a tener suerte" me dice Google, buscando el camino que cambie esa suerte prometida.

Cambiar de año tiene hoy algo de amenazante si leo los resúmenes de los periódicos, muchos de los posts de los colegas admirados y las palabras de los políticos. Ya se sabe, nos duelen todos los cambios, y nuestro conformista "yo" tiembla solo de pensar en ponerse los brillos, comerse las uvas y lanzarse al vacío de un nuevo año.

Sin embargo, nuestro niño interior espera expectante la novedad, lo que está por estrenar, lo desconocido, lo nuevo, lo diferente... Será que estamos rodeados de líderes y jefes poco curiosos o poco "niños" que se aferran al "más de lo mismo" de la austeridad y el miedo y temen que esa ilusión que nos asalta esperando los reyes, esconda el deseo profundo de un cambio radical.

Porque está claro que hay que empezar de otra manera, hay que inventar nuevos rituales y nuevos propósitos para el año nuevo, seguramente hay que cambiar las uvas, olvidarse del gimnasio y el inglés, idear nuevas formas de compartir, de cooperar, de aunar esfuerzos, de juntarse para lo que sea y crecer y transformar este bello y viejo mundo.




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