Todos somos "maestros" y "aprendices": El aprendizaje rizomático.

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De la WIKIPEDIA:

RIZOMA: En la teoría filosófica de Gilles Deleuze y Félix Guattari, un rizoma es un modelo descriptivo o epistemológico en el que la organización de los elementos no sigue líneas de subordinación jerárquica —con una base o raíz dando origen a múltiples ramas, de acuerdo al conocido modelo del árbol de Porfirio—, sino que cualquier elemento puede afectar o incidir en cualquier otro (Deleuze & Guattari 1972:13). En un modelo arbóreo o jerárquico tradicional de organización del conocimiento — como las taxonomías y clasificaciones de las ciencias generalmente empleadas- lo que se afirma de los elementos de mayor nivel es necesariamente verdadero de los elementos subordinados, pero no a la inversa. 

En un modelo rizomático, cualquier predicado afirmado de un elemento puede incidir en la concepción de otros elementos de la estructura, sin importar su posición recíproca. El rizoma carece, por lo tanto, de centro, un rasgo que lo ha hecho de particular interés en la filosofía de la ciencia y de la sociedad, la semiótica y la teoría de la comunicación contemporáneas.La noción está adoptada de la estructura de algunas plantas, cuyos brotes pueden ramificarse en cualquier punto, así como engrosarse transformándose en un bulbo o tubérculo; el rizoma de la botánica, que puede funcionar como raíz, tallo o rama sin importar su posición en la figura de la planta, sirve para ejemplificar un sistema cognoscitivo en el que no hay puntos centrales —es decir, proposiciones o afirmaciones más fundamentales que otras— que se ramifiquen según categorías o procesos lógicos estrictos (Deleuze & Guattari 1972:35).


Toca hablar de formadores internos. Porque estamos en septiembre, cuando comienza el curso, cuando, desde el principio de mi vida laboral, empieza el año para mí, cuando casi todas las organizaciones que conozco engrasan sus motores y se preguntan, no sin cierta inquietud, qué hay que modificar, qué hay que abordar, que hay que aprender... para seguir en la brecha.

Toca hablar de formadores internos porque toca armarse con las potentes herramientas de la inteligencia colectiva, del conocimiento interno de la organización, para construir la empresa en transformación permanente, enriquecida en cada momento por el aprendizaje continuado de cada uno de sus miembros.

Y toca hablar de formadores internos porque el conocimiento es el capital y el aprendizaje el trabajo. El compromiso pasa hoy por compartir lo que se sabe, manifestar lo que se ignora, explicar los éxitos, buscar los motivos de los fracasos... aprender en fin.

Y me dispongo a revisar de arriba a abajo todas mis notas, apuntes, ejercicios, reflexiones, disquisiciones, artículos, manuales, libros sobre la "formación en la empresa" a los que he dedicado tantas horas..., porque han cambiado las reglas del juego y estamos viviendo el tránsito acelerado desde los "planes de formación" hacia los "sistemas y comunidades de aprendizaje", centrados en el profesional, no en el docente ni en los contenidos estandarizados hasta ahora, sino en espacios necesariamente personalizados hoy.

Los profesionales acceden a la información en cualquier momento y lugar a través de sus dispositivos conectados a la red de redes que es internet, comparten experiencias con los colegas de la propia organización o de la competencia en las redes sociales.

El aprendizaje se ha vuelto "rizomático" citando al maestro Stephen Downes, abierto y centrado en la autonomía del alumno. El contenido de un curso, de una sesión de formación debe ser una herramienta utilizada para estimular y apoyar el aprendizaje, un McGuffin, en lugar del objeto del aprendizaje en sí mismo, dice Downes. Y sigue: El aprendizaje rizomático es un enfoque que promueve una pedagogía de aprendizaje por el compromiso y la actividad dentro de una comunidad de aprendizaje. El formador es "modelo", "demostrador", "coleccionista", "curador de contenidos", "alquimista", "programador", "vendedor", "coordinador", "diseñador", "coach", "mentor", "agitador", "facilitador, "moderador", "crítico", "conector", "teorizador", "compartidor", "evaluador", "burócrata" e incluso "orador y transmisor de información".

Todos somos pues, "maestros" y "aprendices" en la ardua tarea de poner en pie una ilusión, un proyecto, un servicio, un producto. Cada uno de nosotros es "rizoma" de esta planta común que crece expandiéndose en red, parásitos y simbióticos los unos de los otros, aprendiendo a través de la imitación, la copia, la conversación, la controversia, las probaturas, las consultas, la puesta en común, la colaboración. 

Construyo pues sesiones para los formadores internos en las que armarlos con las herramientas de gestión de la información y de la curación de contenidos, de la construcción de entornos personales de aprendizaje y dotarlos de recursos para la facilitación de las conversaciones en las comunidades de práctica. 

Y a pesar de que tantas organizaciones suelen moverse por inercia en sus decisiones y copiar o adaptar mínimamente planes y estrategias del pasado que son poco aplicables a la realidad presente, se abre un pequeño resquicio, el de la duda ante la incertidumbre del escenario en el que nos movemos, que hará que muchas empresas se planteen por fin transitar desde los planes de formación a los entornos de aprendizaje colaborativos.






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