Golden Workers Aprendices: de la escuela industrial al aprendizaje ubicuo.

Imagen: Irina Werning

Hay dos clases de innovación: una horizontal que consiste en cambiar la respuesta (evolución) y otra vertical que consiste en cambiar la pregunta (revolución). Jorge Wagensberg

Me siento frente al ordenador. Estoy preparando un artículo sobre "La Gestión de la Edad". Es un tema novedoso que será de urgente abordaje dentro de nada para muchas empresas y organizaciones, pero que ahora, sumergidos como estamos en salir de esta crisis económica a base de recortes, ERES, reducciones de plantillas y demás parches dolorosos..., nadie siente como urgente.

Aprender sobre algo de lo que nadie habla, que nadie aborda, tiene sus dificultades, pero es el signo de los tiempos: Tenemos que estar preparados para trabajos que aún hoy no existen, con herramientas que no hemos desarrollado, para resolver problemas que aún no están planteados. Y el del envejecimiento de la población es un problema que ya está sobre la mesa de muchas empresas pero que apenas nadie sabe cómo afrontarlo.

Y frente al ordenador, abro Google y comienzo mi búsqueda. Paso la mañana de Google a YouTube y de Scoop.it a Feedly, entresacando frases, cifras, esquemas... ideas... que recojo en un documento en la nube.

Consulto blogs, revistas online, escribo un par de correos pidiendo ayuda y opinión... 

Ni un vistazo a mi librería, no consulto mis viejos apuntes y posts sobre el tema, ni se me ocurre pasar por una biblioteca... Parece que sólo me interesa lo último de lo último, entierro cualquier dato que no pueda consultar ya mismo desde mi Mac o desde mi smartphone.. 

Es como si a lo que no puedo acceder a través de internet hubiera perdido interés o estuviera obsoleto por el simple hecho de no ser recuperable a través de la red de redes.

Mi nueva manera de acceder a la información hace que pierda la profundidad que tenía sumergirte en un texto, lápiz en mano, tocando papel, dejando el libro o la revista sobre la falda para mirar hacia adentro y fijar en la memoria lo recién leído. Ahora anoto en una pequeña libreta el enlace y tal vez el autor o el título para poder recuperar la información en caso de necesidad, pero ni eso es necesario, recurro más a menudo a lo anotado al historial de búsquedas o a revisar mi lector de feeds.

Esos cambios en mi manera de aprender han sido progresivos e imperceptibles, he incorporado herramientas y recursos tecnológicos sin apenas darme cuenta, fruto de una evolución natural dirigida por la comodidad, la urgencia, la practicidad... Aprendo de forma diferente...

Pero es más necesario que nunca aprender, es imprescindible para seguir en la brecha, conocer dónde se halla la información, quién sabe de ese tema que te traes entre ceja y ceja, con quién conversar para contrastar opiniones y creencias. 

En todo momento, en todo lugar, para cualquier problema o duda que surja en el camino debo poder acceder a la información necesaria para continuar creciendo, desarrollándome, porque mientras siga aprendiendo, mientras mantenga la curiosidad... proseguiré mi viaje profesional.

Y lo que han traído estos tiempos líquidos es la necesidad de armarnos de nuevos conocimientos y habilidades para poder abordar sin miedo y con ilusión los nuevos retos que nos depare el día.



Imagen: www.fotolog.com
Solo cabe una posibilidad: prepararnos para la incertidumbre. Desarrollar competencias que nos permitan localizar información de calidad y compañeros para la aventura del aprendizaje. Aprender a filtrar la información, leerla críticamente, compartirla. Saber enfrentarnos a preguntas, encontrar respuestas y generar nuevas preguntas. Y transferir lo aprendido a situaciones novedosas, y reflexionar sobre la experiencia vivida. Eso es hoy aprender.

Fernando Trujillo




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